Este cuento es un homenaje a mi tierra, Martos, cuna del olivar y de olivos centenarios, de leyendas calatravas y de castillos con almas de mujer, con santuarios, iglesias y plazas que esconden pasadizos olvidados que llevan a la escondida Cueva de Hércules, donde reposa la Mesa del Rey Salomón bajo las faldas de una imperiosa peña guardada por una bestia que fue derrotada con el agua bendita de Santa Marta.
Este proyecto surge al ver cómo mi hijo, todas las noches, duerme escuchando las aventuras de Lolín, un gorrión —no podía ser otra ave— que con mucho cariño tenemos en casa y que nos recuerda a mi abuelo Manuel Luque “el Panche” y a mi abuela Antonia Aguilera. Ellos transmitieron a sus nietos el amor por su pueblo, por sus leyendas, por los gorriones, por los animales, el bien y el amor al prójimo. En su casa pasábamos tardes enteras escuchando miles de historias.
En recuerdo a mis bisabuelos y a todos los que los precedieron y fueron cultivando las leyendas, en recuerdo a ese gorrión que nos cantaba en las mañanas y con un profundo amor y cariño a mi hijo, nace Lolín y las Estrellas